En palabras transmitidas por televisión desde el auditorio del Hotel Sao Paulo, Lula significó que su país está dándo una lección a muchas naciones desarrolladas, al terminar de forma temprana los comicios y dar a conocer su presidente en poco más de tres horas.
Agradeció a quienes confiaron en él y en especial al pueblo que no se dejó engañar por las campañas propaladas en contra de su gobierno.
Dijo que la población sintió que mejoró en la mesa, en el bolso, en lo cotidiano, en la familia.
Aseveró que en el primer mandato de su gobierno se construyeron las bases para el salto que Brasil necesita dar para desarrollarse y proyectarse en el futuro y pronosticó que su segundo mandato será mejor.
Anunció su propósito de realizar una reforma política pues “mientras más fuertes sean las instituciones políticas, más fuerte será la democracia, y eso lo demostró esta elección”, argumentó.
Indicó que continuará gobernando para todos los brasileños, pero especialmente para los pobres que tendrán la preferencia, porque “queremos un Brasil más justo en lo económico y social”.
Según Lula, la elección acabó y no hay más adversarios que las dificultades que debemos superar para desarrollar el país.
Invitó a todos los partidos sin excepción a concertar con su gobierno, “y quien no quiera hacerlo tendrá que explicar por qué no lo hace”.
Significó que esta elección no es una victoria de Lula ni del Partido de los Trabajadores, sino de todos. “La victoria es de Brasil”, remarcó en su intervención tras lo cual ofreció una conferencia de prensa.
Poco antes de su pronunciamiento el ex candidato opositor Geraldo Alckmin lo llamó para felicitarlo por su reelección al frente de los destinos de la nación.
Río de Janeiro, 29 de octubre 2006
Prensa Latina , 0, 47, 11