Preocupación existe en los habitantes de la comuna de Trehuaco, en la Octava Región, por la baja permanente del caudal del río Itata que ocurre cada año, a medida que se acerca el verano, ya que la cuenca provee de agua a la población local y, desde hace casi un mes, se vierten en forma creciente los residuos industriales líquidos de la planta de celulosa Nueva Aldea de Celco.
Los habitantes del sector conocido como Maitenco, manifestaron su temor por el aumento progresivo en la concentración de los residuos tóxicos como metales pesados, sulfatos, organoclorados, dioxinas y arsénico, entre otros tóxicos residuales propios del proceso de blanqueo de pulpa de celulosa.
Por razones que aún nadie entiende, las punteras de extracción de aguas para nuestra comunidad están instaladas en el lecho mismo del río. Esto implica una cada vez mayor concentración de estos desechos en su caudal y también, por cierto, en nuestras mesas, dijo Carlos Morales, habitante del sector y vocero del movimiento denominado Frente de Acción Ciudadano Nativa, en el que participan habitantes de Trehuaco y Coelemu.
QUIEREN EVITAR BEBER AGUA DEL RIO
En la comuna de Trehuaco, con fondos administrados por el Serviu, se está ejecutando un proyecto que contempla pavimentación de calles poblacionales y ampliación del suministro de agua potable.
Sin embargo, los habitantes del sector acusan que se estaría pavimentando el camino de acceso del aserradero de la empresa Arauco y se pretendería instalar más punteras de extracción en el lecho del río Itata, por lo que denominaron facilidad-bajo costo, ante lo cual se oponen tenazmente.
Es por ello que el Comité de Agua Rural del sector Hernán Brañas y La Palmera y el Frente de Acción Ciudadano Nativa iniciaron una campaña de recolección de firmas de todos los usuarios del sistema de agua para exigir que se evalúe la construcción de una nueva y definitiva fuente de agua en un sector alejado del lecho del río.
De esta forma, a lo menos, la contaminación no será tan directa, evitando el efecto de los precipitados sobre la columna de agua, dijo Carlos Morales.
Son exigencias mínimas y de básico sentido común, que ni el más acérrimo defensor empresarial, ni el ciego a voluntad, ni el más descarado yanacona podrá tildar de peticiones exageradas o apocalípticas, aseveró el vocero.
Santiago de Chile, 27 de septiembre 2006
Crónica Digital
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