Aún después de su desaparición física, este hombre constituye una expresión del terrorismo de Estado y las alianzas en el marco del Operativo Cóndor para coordinar acciones represivas en Sudamérica, donde proliferaron gobiernos de corte fascista.
Es curioso que el fallecimiento ocurriera el mismo día que un grupo de activistas de derechos humanos y autoridades paraguayas estaban reunidos para inaugurar un museo en lo que una vez fue un centro de torturas.
Algún tipo de energía debió catalizar entonces esa muerte lenta que lo consumía a sus 93 años, respirando artificialmente, tras una complicación pulmonar postoperatoria.
Sin embargo, la coincidencia fue interpretada por el abogado y ex preso político Martín Almada, premio Nobel Alternativo 2002, como la conclusión de una era.
Para el activista ha comenzado un nuevo período en el que las nuevas generaciones tendrán como principal misión conocer a fondo lo sucedido durante el sangriento régimen de Stroessner entre los años 1954 y 1989.
Stroessner y sus secuaces son culpables de más de 15 mil personas secuestradas, torturadas, robadas, desaparecidas y más de dos millones de exiliados, destacó Almada, tras admitir cierta frustración por no haber logrado que “viera la cara de la justicia paraguaya”.
Afirma el abogado que esos años quedarán en la memoria de los pueblos libres como uno de los ejemplos más claros de la violencia gubernamental, apoyada por Estados Unidos, hecho documentado en miles de fichas e informes policiales que tuvo la oportunidad de descubrir en los denominados Archivos del Terror.
El gobierno dictatorial de Stroessner también se caracterizó por facilitar refugio a criminales nazis como Joseph Mengele y Edward Roschmann.
Mengele era un médico conocido como Doctor muerte por sus fatales experimentos en el campo de concentración de Auschwitz, mientras que a Roschman le llamaban el carnicero de Riga, por los atroces crímenes que cometió en la capital de Letonia, durante la ocupación alemana.
Ambas identidades fueron confirmadas por el cazador de nazis Simón Wiesenthal, luego de reunir datos y fotografías.
El ex periodista paraguayo Carmelo Módica relató que en 1977 apareció en la morgue de un hospital público de Asunción un alemán al que le faltaba un dedo del pie izquierdo. Horas después supimos que se trataba del nazi Roschmann, señaló.
De acuerdo con su testimonio, ese mismo año visitó a Wiesenthal, en Viena, y éste le confirmó que el otrora presidente Stroessner, por su ascendencia alemana, simpatizaba con Hitler y sus colaboradores.
La Corte Suprema de Justicia había otorgado la ciudadanía paraguaya a Mengele 19 años atrás a pedido de amigos íntimos del entonces dictador.
Según Wiesenthal, Mengele gozaba de protección oficial mientras estuvo en Paraguay, desplazándose con libertad en un lujoso Mercedes Benz, frecuentando el club social Deportivo Alemán, en las afueras de la capital.
Obviamente, la mayoría de la gente desconocía quien era en realidad, apunta en su declaración Módica.
Las reacciones por la muerte del derrocado déspota abarcaron las primeras planas de los principales periódicos del Continente.
En Paraguay destacaron que su administración atropelló y avasalló todas las instituciones democráticas y republicanas, en especial las Fuerzas Armadas y la justicia ordinaria, envilecidas por la imposición de la identidad partidaria para formar parte de ellas.
La organización Decidamos expuso que no se puede justificar la dictadura como si se tratara de una cuestión de “luces y sombras”.
Por su parte, la Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay declaró que el precio de la paz tuvo un terrible costo, pagado con destierro, cárcel, desapariciones y muertes por tortura.
Resaltó asimismo la enajenación de bienes públicos y privados que pasaron a manos de amigos y familiares de Stroessner, cuyo orden y progreso ubicó al país entre los más atrasados y corruptos de América.
Durante su régimen prosperaron el contrabando, el narcotráfico, el clientelismo político y la corrupción. Se calcula que el ex dictador y sus más cercanos allegados acumularon una fortuna de cinco mil millones de dólares.
La prensa chilena, en cambio, aprovechó el suceso para reabrir una soterrada polémica en que se cruzan argumentos políticos y judiciales, sobre la forma en que el gobierno y el ejército reaccionarán cuando fallezca el también ex dictador Augusto Pinochet.
Mientras este debate cobra fuerza, muchas personas se preguntan si Stroessner ya rindió cuentas ante Dios por los crímenes de lesa humanidad que cometió en vida.
El dictador se llevó a la tumba muchos secretos, entre ellos dónde se encuentran enterrados miles de desaparecidos o si fueron arrojados al río Jejuí.
Ahora se trata de decidir si su cuerpo es repatriado. La familia de Stroessner, los militares y algunos senadores del Partido Colorado hicieron pedidos para que además fuera enterrado con honores de Estado, pero organizaciones defensoras de los derechos humanos repudiaron la idea.
“Es un criminal y prófugo internacional. Tiene causas abiertas en Paraguay, Francia, Chile, Argentina, Suiza, Italia y Alemania”, afirman.
Por:Anaray Lorenzo. La autora es periodista de la Redacción de América Latina y el Caribe de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 26 de agosto 2006
Crónica Digital
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