Tal como informó al gobierno el lunes y las leyes laborales chilenas le permiten, el conglomerado de transnacionales que opera el yacimiento contrató 50 personas ayer para apoyar las labores de los contratistas que le suministran las empresas privadas.
Escondida, que produce el 20 por ciento del cobre nacional, ha declarado pérdidas por unos 140 millones de dólares desde el 7 de agosto que se comenzó el paro, cifra que -según líderes gremiales- le hubiera permitido asumir las demandas salariales de los trabajadores.
Con una sostenida campaña de presiones y amenazas hacia familiares de los mineros en huelga, denunciadas ante la Inspección Provincial del Trabajo como prácticas antisindicales- la firma espera que una buena parte de los huelguistas vuelvan a las faenas.
Ejecutivos del conglomerado afirman que al menos 30 trabajadores, de los dos mil 052 que integran el gremio, se han “descolgado” del movimiento y retornado a sus labores, mientras el gremio señalan que serían menos de 10, y algunos ya se habrían arrepentido.
Los trabajadores, que anunciaron una escalada de protestas con el bloqueo de las rutas que conducen a la mina para impedir el uso de rompe-huelgas, se han mantenido concentrados en las últimas horas en el complejo deportivo de la empresa, en las afueras de Antofagasta (capital regional).
La tranquilidad reportada hasta el momento parece responder a las expectativas de los dirigentes de una reanudación de los contactos con los directivos de Escondida, perspectiva que parece cada vez más lejana en la medida que la producción de la mina se normaliza.
“Siempre hemos estado abiertos al diálogo y que esperan una pronta solución al conflicto con el acercamiento de ambas partes”, dijo hoy a Prensa Latina Luis Troncoso, presidente del Sindicato No. 1 y líder principal del movimiento.
Troncoso rechazó declaraciones de Diego Hernández, presidente de anglo-australiana BHP Billiton Base Metals y máximo ejecutivo en Chile, quien dijo que las demandas de los mineros eran poco reales y sus “actitudes desbordadas” perjudicaban al país.
“Nuestras demandas son justas. Estamos pidiendo apenas el uno por ciento de lo que la mina más grande del mundo gana”, afirmó el dirigente en referencia a los casi tres mil millones de utilidades obtenidos por la empresa solamente en los primeros seis meses del año.
“Nosotros hemos tenido pocas posibilidades de negociación, debido a que cuando presentamos nuestro petitorio, la empresa presenta su propuesta sin que nos de posibilidades de negociar y eso es lo que no nos permitió avanzar para culminar el conflicto”, señaló Troncoso.
Tras insistir en su disposición al diálogo, el dirigente expresó su esperanza de que el conflicto termine pronto “porque para todos ha sido agotador y tenemos que lograr que la empresa y los trabajadores vuelvan a conversar y lleguemos a un acuerdo que beneficie a ambas partes”.
En tanto, para sindicatos de la estatal Codelco la tratativas de Escondida no sólo será una base importante para sus peticiones económicas en el proceso de negociación colectiva que debe enfrentar a fin de año, sino también por la forma cómo se ha llevado adelante.
“Lo que pase influirá en Andina no sólo en cómo se resuelva, sino también en términos del espíritu de lucha”, dijo el economista Marcel Claude, uno de los asesores de los sindicatos de esa empresa, perteneciente al ente estatal.
El presidente del sindicato único de Codelco Norte, Yesmín Basques, dijo que “esto va a ser un precedente y una señal clara y categórica”, refiriéndose a que lo que logren los trabajadores de Escondida será el piso de lo que deberían negociar ellos.
Santiago de Chile, 26 de agosto 2006
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