Interrogantes, porque en sus respuestas, Monseñor Chomalí, usa un lenguaje y tono de carácter impositivo, no considerando ni tomando en cuenta otras fundadas opiniones distintas sobre cuestiones delicadas en que la persona humana, por su naturaleza y conciencia, puede optar por uno u otro camino de acuerdo a su experiencia de vida y discernimiento. Este nuevo siglo y este nuevo papado, nos enseñan entre otras cosas, que sólo el diálogo justo y sin restricciones llevan al entendimiento, la concordia y la paz en todos sus aspectos.
Respecto a las inquietudes, en ambientes laicales y religiosos se percibe que cuando se habla de temas valóricos, la Iglesia que es experta en humanidad, debe exponer sus orientaciones y enseñanzas con humildad y amplitud de criterios. En esta línea de reflexión es claro que ha pasado el tiempo de la imposición y la intolerancia. Esa forma de evangelizar y hacer misión quedó atrás, definitivamente, con la celebración del Concilio Vaticano II y sus posteriores aplicaciones en el Magisterio de la Iglesia a nivel mundial.
Por lo expuesto en esa entrevista, hemos de lamentar que a estas alturas y con las instrucciones del IX Sínodo de la Iglesia de Santiago que en sus conclusiones finales pidió, responsablemente y con serenidad, el fortalecimiento de una Iglesia más abierta, dialogante y misericordiosa con aquellas personas que por diversas razones no pueden vivir plenamente las enseñanzas del Evangelio, se escuchen hoy voces como las de Monseñor Chomalí, en que se perciben claramente aspectos impositivos en cuestiones que es posible disentir sin perder la fe ni la credibilidad en lo que plantean algunas jerarquías de la Iglesia.
La sociedad chilena en variadas oportunidades se ha manifestado clara y libremente sobre el divorcio, la eutanasia, el sida, la píldora del día después, la democracia, etc. Y, a la luz de este debate, hemos de recordar a ese 90% de jóvenes católicos que se declaró a favor del uso del condón no como una moda libertina, sino como una sana medida precautoria de su salud y sexualidad (Adimark, Sept. 2005).
Finalmente, muchos cristianos y personas de buena voluntad han sentido en las palabras de Monseñor Chomalí un desinterés por el devenir democrático de Chile, al no tener opinión sobre el injusto sistema electoral binominal que una mayoría de ciudadanos lo considera insostenible y dañino para el bien común. Muy por el contrario, este prelado, dicta severas pautas de conducta a la población en los llamados temas valóricos que, como sa sabe, son la obsesión de la organización llamada Opus Dei y tema recurrente del partido UDI.
Por: Jaime Escobar M. El autor es Editor de revista Reflexión y Liberación y Editor de Iglesia de Crónica Digital
Santiago de Chile, 23 de agosto 2006
Crónica Digital
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