Y así reponer la vigencia y potencia de la negociación colectiva y la organización de los trabajadores, como los instrumentos por excelencia que tienen los países para asegurar una buena distribución de la riqueza y hacer posible el ejercicio de los derechos tanto individuales como colectivos de sus trabajadores/as y sus familias.
Justo es señalar que la observancia no sólo es practicada por los sindicatos ya que existen muchas organizaciones de la sociedad civil y del movimiento social que recurren a este sistema de trabajo para actuar frente a la globalización, como por ejemplo los movimientos ambientalistas, de consumidores, de educación, de género, rurales, etc., todos con un solo objetivo, oponerle al dominio financiero, económico de grandes consorcios de capitales internacionales y locales, que se apropian de la mayor parte de la riqueza, respuestas ciudadanas colectivas que permiten disputar no sólo una distribución de esta riqueza más justa a favor de los pueblos, los trabajadores/as y los más humildes, sino que también preservar los patrimonios culturales y los recursos naturales que pueden dar sustentabilidad al desarrollo preservando la propia humanidad.
Esta observancia laboral, que consiste esencialmente en un permanente monitoreo del cumplimiento de los derechos de los trabajadores en las empresas y centros de trabajo, reconocidos por lo demás en la legislación nacional e internacional, parecería a simple vista una acción sencilla y fácil.
Sin embargo, no resulta para nada fácil dado que justamente el propio sistema económico funciona a favor del gran capital en su forma moderna de expresión a través de las Multinacionales y del control de los procesos de apertura comercial, obstaculizando toda posibilidad de control sobre su comportamiento.
Por un lado, está la fragmentación de los procesos productivos. Antaño los procesos eran únicos en cada sector de la producción de bienes y servicios, lo que permitía a los trabajadores agruparse en grandes organizaciones. Hoy esos procesos se han fragmentado haciendo difícil la organización, en muchos casos los trabajadores dentro de un mismo proceso ni se conocen ni se encuentran; tal es el caso de muchas empresas mineras que han dividido su cadena de producción del cobre en muchas pequeñas unidades, de extracción, de transporte, de procesamiento, etc., subcontratando cada una de las actividades.
Por ende, se despojó a la producción, del sentido humano de transformación de la naturaleza para convertirlo en un conjunto de diversos negocios, donde los trabajadores por su parte son clasificados en primera, segunda y tercera categoría desdibujando permanentemente la figura del empleador real.
Por otro lado también, en especial en las áreas de servicios como el comercio, lo que era una sola entidad hoy se transforma en cientos de negocios, cada uno con un empleador distinto, tal es el caso de Almacenes París, por ejemplo, donde en un solo local los trabajadores cuentan con más de cien empleadores diferentes, o el caso de los Supermercados Líder, donde cada uno de ellos es un negocio distinto, conociéndose hoy más de 104 razones sociales.
Desde otra perspectiva, la falta de transparencia de las empresas -en especial en cuanto a la entrega de información sobre sus negocios- es absolutamente legal, y por tanto, para los trabajadores/as es prácticamente imposible tener antecedentes suficientes -inclusive de las propias empresas en que trabajan- de los destinos de los productos que surgen de sus propios esfuerzos, lo que debilita aún más su capacidad de incidir no sólo sobre sus condiciones de trabajo sino también sobre el rumbo y la dirección que puede llevar la empresa para mejorar su competitividad y su participación en el mercado comercial.
Por ello, es que la Observancia Laboral, en particular la que se está implementando desde la Central Unitaria de Trabajadores tiene un carácter estratégico para el desarrollo de los sindicatos, ya que por su forma participativa de construirse desnuda áreas ocultas del movimiento de las empresas y sus capitales, permitiendo a la vez reconstruir el tejido laboral, rehaciendo la cadena de negocio en que se fragmentó el proceso productivo, facilitando un rencuentro de los trabajadores que participan en las distintas áreas, generando un espacio unitario que puede ayudar a fortalecer la negociación colectiva y dar pasos a nuevas formas de organización más acordes a las retos que impone la globalización a las grandes mayorías trabajadoras.
Bienvenidos a este SOL, Sistema de Observancia Laboral de la CUT, y caminemos en la posibilidad de hacer transitable la senda de la globalización de los derechos.
Por: Ana Bell Jaras. La autora es Vicepresidenta Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile. Directora Observatorio Labor¡o. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 21 de agosto 2006
Crónica Digital
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