Unos 800 mineros, de los más de dos mil que pertenecen al gremio, ocuparon por más de tres horas el puerto de Coloso, ubicado a unos 18 kilómetros al sur de Antofagasta, e impidieron por la fuerza el ingreso de unos 30 trabajadores externos que operan en la planta.
Los manifestantes llegaron hasta el lugar con pancartas y consignas contra el poderoso conglomerados de transnacionales que encabeza la anglo-australiana BHP Billiton, que produce más del 20 por ciento del cobre nacional y un ocho a escala mundial.
La ocupación, con lo que los trabajadores cerraron el tercer día de paro, fue una clara advertencia de sus posibilidades y determinación de escalar el conflicto si sus reclamos no tienen respuesta en las próximas horas.
El gremio sostiene su demanda inicial de un 13 por ciento de reajuste salarial y bonos por aumento de los precios del cobre y por término de contrato que ascenderían a unos 30 mil dólares por persona, además de otros beneficios en áreas de la salud y la educación.
La empresa, que se estima está funcionando apenas a un 40 por ciento con pérdidas diarias entre 15 y 20 millones de dólares, sólo ofrece un tres por ciento de ajuste y poco más de 21 mil dólares en bonos, de los cuales tres mil serían en créditos blandos.
En una demostración de fuerza, los mineros salieron ayer a las calles de Antofagasta, capital de la II Región donde funciona la mina, levantaron barricadas, bloquearon la ruta B-745 -conocida como el camino de la minería- y se enfrentaron a la policía de carabineros.
“Con esto demostramos que nosotros podemos hacer cosas mayores y esta toma, donde no se permite el acceso de nadie, es una muestra de fuerza, y ese es el mensaje que queremos entregar a la compañía para que cambien su oferta”, dijo Luis Troncoso, presidente del gremio.
En el puerto de Coloso funciona la planta desalinizadora que abastece de agua a la mina, y la planta de filtros, donde se procesa por última vez el concentrado de cobre para transportarlo a los distintos países del mundo.
“De ahora en adelante podemos hacer lo que nosotros queramos. Depende de la empresa que esto termine lo antes posible hasta que haga una oferta distinta”, reiteró Troncoso, quien hizo también un llamado al gobierno para que intervenga en el conflicto.
El dirigente, que el miercoles pidió al Servicio de Impuestos Internos (SII) que realice una investigación sobre irregularidades de la compañía en el pago de sus tributos, solcitó la presencia en el lugar de los ministros de Trabajo, Hacienda y Minería.
“Hacemos un emplazamiento a las autoridades de gobierno para que se involucren en esta problemática entre los trabajadores y su empresa, principalmente porque no es sólo un problema interno”, sostuvo.
Dijo que el gobierno no se puede desentender, como ha hecho hasta ahora, de un conflicto donde está en juego el interés nacional, bajo el argumento de que es un problema entre sectores privados. “El conflicto es entre trabajadores chilenos y un consorcio extranjero”, puntualizó.
La demanda de los mineros busca igualar sus salarios y los beneficios al actual escenario por el cual atraviesa el precio del metal rojo, que bordea los 3,6 dólares por libra, en una espiral que no para de aumentar.
Los valores actuales -afirman- superan en más de cinco veces los 0,67 dólares por libra que tenía el cobre en la anterior negociación colectiva del 2003, y que le ha permitido a ese consorcio multiplicar varias veces sus utilidades (más de dos mil millones el pasado año).
El cobre, principal recurso natural no renovable del país, fue nacionalizado por el presidente Salvador Allende el 11 de julio de 1971, poco tiempo después de asumir el gobierno de la Unidad Popular(1970-1973).
Tras su brutal derrocamiento por un golpe militar en 1973, el dictador Augusto Pinochoet comenzó un lento proceso de privatizaciones, que fue acelerado luego por los gobiernos de la Concentación (1990-2006) tras el fin de la dictadura.
Santiago de Chile, 11 de agosto 2006
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