En el dicurso inaugural de la Asamblea en esta ciudad, capital histórica de Bolivia, el mandatario rechazó que la Constituyente sea solamente reformadora y señaló que “debe tener todos los poderes”, por encima del Presidente, el Parlamento, el Poder Juidicial y cualquier otra instancia.
El mandatario puso así sobre el tapete el que puede ser el primer gran tema de debate de los 255 delegados electos el pasado 2 de julio: si la Asamblea debe ser originaria y tener poderes totales, o debe limitarse a modificar la Carta Magna sin cambios de fondo.
“No estamos hablando de una simple reforma, estamos hablando de refundar Bolivia”, señaló el jefe de Estado, a tiempo de señalar que para lo primero hubiera bastado una decisión congresal y no hubiera sido necesario elegir una Constituyente.
Tras advertir que determinados sectores querrán impedir el desarrollo de la Asamblea y desprestigiar a sus integrantes, dijo que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), y todos los sectores populares deben unirse sin importar diferencias partidarias.
En un discurso ante los asambleístas e invitados internacionales como el vicepresidente cubano, Carlos Lage, Morales dijo en español, aymara y guaraní, que “el gran día ha llegado” para la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas.
Señaló que la apertura de la Constituyente es un momento histórico para la refundacíón de la Patria, cuyos pueblos han sufrido una profunda discriminacón, maltratos y el saqueo de sus recursos naturales.
Ahora estamos todos juntos para cambiar esta Bolivia maltratada, estos pueblos humillados, discriminados, despreciados, puntualizó el mandatario.
Morales subrayó en tal sentido la gran responsabilidad de los constituyentes, la cual, advirtió, no se limita a redactar una nueva Carta Magna, sino que implica actuar como soldados de la verdadera independencia del país.
Ustedes son como soldados de la lucha por la libertad, la igualdad y la dignidad para nuestro pueblo, como soldados de la lucha por recuperar los recursos naturales de esta noble tierra, manifestó.
Dijo que esos recursos, históricamente saqueados, deben volver a manos del Estado, para que nunca más vuelvan a privatizarse, y apuntó que personalmente no es partidario ni siquier de entregar su explotación en concesiones temporales.
El presidente subrayó la extracción mayoritariamente pobre de los delegados, muchos de los cuales vienen de pueblos sin electricidad o viven en humildes chozas, y advirtió a la comunidad internacional que si no se resuelve el problema económico y social de los indígenas, no se alcanzará el desarrollo del país.
“Siento que aquí comienza la nueva historia de Bolivia, una historia donde haya igualdad, donde no haya discriminación”, expresó con optimismo.
Al detacar que en la Asamblea hay inclusive empresarios, por amplitud, advertió que estos no tienen derecho a explotar a los trabajadores ni a saquear los recursos naturales.
Dijo también que la Constituyente realiza los sueños y las luchas de los líderes populares y sugirió que los debates apliquen la democracia comunitaria indígena, en la que el interés colectivo determina el consenso, sin el esquema de mayorías y minorías.
Dijo esperar que máximo en un año la Constituyente haya terminado su tarea de cambiar Bolivia con una revolución pacífica, democrática y cultural, que sea referente para otros pueblos que luchan para cambiar su historia.
La Paz, 6 de agosto 2006
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