El comunicado hecho público por el Presidente de la USCCB, Mons. William Skylstad, señaló que «los obispos de Estados Unidos son conscientes de que la inmigración es un asunto que compromete a los estadounidenses, incluyendo a los fieles católicos».
«Hemos oído de católicos y no católicos opiniones a favor y en contra de nuestra posición para mejor responder a la crisis de inmigración que nuestra nación enfrenta hoy en día», añadió el prelado.
Los obispos estadounidenses señalaron que «cada día en nuestras parroquias, programas de servicio social hospitales y escuelas somos testigos de las consecuencias que produce el sistema de inmigración que tiene serias fallas» y denuncian algunas de éstas como la división de las familias, la explotación y abuso de los inmigrantes, y la muerte de muchas personas que intentan entrar a territorio estadounidense ilegalmente.
«Por estas realidades, creemos que el status quo es moralmente inaceptable y tiene que cambiarse. Ya que la política de inmigración de nuestra nación repercute en la dignidad básica y en la vida de la persona humana, esta política necesita ser cambiada urgentemente para defender la dignidad y proteger la vida humana», precisaron.
Finalmente, los obispos se han comprometido a continuar trabajando con el Congreso y el Presidente para «generar una reforma legislativa para la inmigración que esté de acuerdo con estos principios».
«Nuestras leyes de inmigración deben ser justas y humanas, para así reflejar la justicia, oportunidad y compasión sobre la cual nuestra nación, nación de inmigrantes, se construyó», concluyó la misiva.
Washington, 19 junio 2006
Crónica Digital/ACI
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