Comidas servidas por mozos, gimnasios, internet y un extenso horario de visitas son algunas de las garantías que poseen los uniformados recluidos en el Batallón de Policía Militar de Peñalolén, un enclave especialmente remodelado para acoger a los represores, dijeron.
Los denunciantes pidieron a la Corte Suprema para que ordene revertir las “condiciones envidiables” en que cumplen prisión preventiva los militares que se vieron involucrados en violaciones a los derechos humanos y otras causas.
Entre los privilegios figuran: tres comidas diarias servidas por un mozo, horario de visitas entre las 09:00 y las 22:00 horas, chequeo diario por parte de un enfermero, gimnasio, Internet, teléfono libre a red fija, periódicos, comidas especiales y vajillas de lujo.
Naranjo y Gutiérrez acompañaron su denuncia con el documento denominado “Instructivo y disposiciones para el personal en situación especial”, firmado por un coronel, que establece estas “condiciones envidiables” de reclusión.
Los denunciantes señalaron que esta situación constituye una afrenta ante el principio de igualdad ante la ley y por ello entregaron los antecedentes al presidente del máximo tribunal, Enrique Tapia, para que disponga una investigación.
Santiago de Chile, 15 de junio 2006
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