La mandataria hablará ante un millar de invitados especiales en una ceremonia que se inicia a las 10:00 horas (local) en el Salón de Honor del Congreso Nacional, en el balneario de Valparaíso, a unos 120 kilómetros de esta capital.
A varias cuadras de distancia, más de cinco mil personas convocados por el Partido Comunista (PC), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), organizaciones sociales y estudiantiles, reclamarán por reformas democráticas, laborales, educacionales y más justicia social.
Entre los anuncios más esperados se encuentran el destino que dará el gobierno a los millonarios excedentes del cobre, el veto a la ley de subcontratación, proyectos de paridad de género, la modificación al sistema electoral y novedades en materia de derechos humanos.
Cuando prácticamente se han agotado dos tercios de los 100 días que Bachelet se auto impuso para ejecutar las 36 medidas más urgentes de su programa, los chilenos esperan lo que tendrá que informar la primera mujer que los gobierna en la historia de su país.
Pero más allá de la marcha en el cumplimiento de las promesas, las miradas estarán puestas, ante todo, en la ruta de navegación que la jefa de Estado trazará para el resto de su mandato, que concluirá el 11 de marzo de 2010, año del Bicentenario de Chile.
Una de las grandes interrogantes en este, su primer informe, es cómo concretará las enormes expectativas de mejoras sociales que cifran en ella las mujeres, los jóvenes y los estratos más pobres y relegados de la sociedad chilena, una de las más desiguales del mundo.
Es en estos sectores donde Bachelet cuenta con el mayor respaldo, que según la última encuesta de la empresa consultora Adimark oscilaría entre el 62,8 y 64,9 por ciento de los entrevistados.
Otra de las expectativas tiene que ver con la desconfianza y desconcierto que su liderazgo aún despierta entre los hombres, las elites tradicionales del poder y de amplios sectores de izquierda y progresistas, tanto dentro como fuera del país.
El mensaje llega, por otra parte, en un escenario donde la ultraderecha opositora no encuentra el camino para recuperarse de los golpes sufridos, y los propios partidos de la coalición de gobierno están divididos entre apoyarla ciegamente o ejercer un margen crítico.
Bachelet parece estar consciente del enorme desafío. “Vamos a delinear cuál va a ser nuestra carta de navegación para los próximos cuatro años”, dijo, tras adelantar que será “un mensaje para que los chilenos sepan exactamente qué queremos y cómo lo vamos a hacer”.
Entre los 980 invitados especiales estarán el gabinete en pleno, el cuerpo diplomático, el Contralor General, el Presidente de la Corte Suprema, el Fiscal Nacional, autoridades eclesiásticas, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y autoridades regionales.
Una hora y media se estima que durará el discurso, después del cual la mandataria concurrirá al desfile de las Glorias Navales al mediodía en la Plaza Sotomayor.
Mientras tanto, miles de efectivos de la Policía de Carabineros tratarán de evitar que se repitan incidentes de violencia con los manifestantes como en años anteriores, mediante la aplicación de un fuerte dispositivo de seguridad.
El jefe de la Quinta Zona de Carabineros de Valparaíso, general Jaime Giacomozzi, dijo que habrá áreas de restricción de circulación de personas y vehículos, “suficientemente protegidas para que la Presidenta de la República desarrolle la actividad con absoluta normalidad”.
Santiago de Chile, 20 ayo 2006
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