Los reos Patricia Troncoso, Juan Marileo, Juan Carlos Huenulao y Florencio Marileo tomaron la extrema decisión luego de que fueran trasladados “engañados” desde la cárcel de Angol donde se encontraban, hasta la de Temuco, capital de la Novena Región.
Los cuatro fueron condenados a 10 años de cárcel y el pago de una indemnización de 800 mil dólares, acusados de haber dado fuego a los predios de una compañía forestal extranjera, en el marco de un polémico proceso, en el cual fueron presentados un centenar de testigos encapuchados.
Roberto Troncoso, padre de Patricia -única mujer entre los dirigentes detenidos- dijo tras visitar a su hija que no la encontró nada bien. “Está en precarias condiciones, recluida con los presos comunes y engrillada”, apuntó.
Los detenidos hicieron saber que no aceptarán atención médica y esperarán por una solución a su reclamo de un nuevo juicio en tribunales civiles, donde puedan demostrar que son inocentes de los cargos de terrorismo que se les imputa.
Troncoso explicó que los detenidos buscan que les den su libertad lo antes posible, o que los lleven a un lugar mejor mientras se transa la salida definitiva.
“Ellos son inocentes, deben hacerles un juicio nuevamente, donde no haya testigos con la cara tapada o la voz distorsionada”, dijo, tras agregar que “hay que ser muy estúpido para hacer un incendio frente a 120 testigos”.
Advirtió que “una huelga seca, en las condiciones que están, sería terrible, pero me dijeron que están dispuestos a llegar hasta las ultimas consecuencias”.
“Al Gobierno, a los parlamentarios no les creo nada, no han solucionado este problema (…) el Gobierno debiera defender al pueblo chileno, no a las firmas y los intereses extranjeros”, señaló luego una reunión con el ministro del Interior, Andrés Zaldívar.
Santiago de Chile, 1 de Mayo 2006
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