En el Norte, la apuesta de la mandataria por mantener las privilegiadas relaciones con Estados Unidos que heredó de su antecesor Ricardo Lagos no tiene variación, según se desprende de un informe presentado la víspera al congreso por el canciller Alejandro Foxley.
En tal sentido el documento estratégico de política exterior del nuevo gobierno chileno, revelado por el diario La Tercera, no contiene mayores sorpresas, aunque permite, por el énfasis que pone o deja de poner en ciertos temas, despejar algunas interrogantes.
Para el rotativo conservador, considerado muy cercano a la cancillería, Argentina -pese a los altibajos de los últimos años por los cortes en el suministro de gas- sigue siendo su principal esperanza en materia energética.
La cancillería expresa en su texto que la reciente visita de Bachelet a Buenos Aires ayudó “a renovar el clima de confianza” entre ambos gobiernos “que permita prevenir y anticipar eventuales situaciones de riesgos energéticos y coordinar medidas de mitigación”.
Pero insiste en que el gobierno desplegará esfuerzos focalizados en asegurar y normalizar, en la medida de lo posible, el suministro de gas y avanzar en fórmulas para aumentar el abastecimiento.
El diario contrasta el énfasis puesto en la solución argentina, con el poco entusiasmo que el documento refleja las otras opciones en esta materia, que van desde el gasoducto propuesto por el presidente venezolano, Hugo Chávez, hasta el anillo que tendría su centro en el gas de Camisea (Perú).
En cuanto a Brasil, el documento destaca que mediante sus vínculos con el gigante sudamericano Chile puede ampliar su rol regional, pero también mundial, incluyendo el papel que puede cumplir en escenarios como la Ronda de Doha.
De allí que Chile se juegue por un “Plan Brasil”, enfatice el apoyo al Iirsa (un plan de infraestructura regional que es especialmente caro a Brasilia) y reitere el respaldo a la aspiración brasileña de ocupar un asiento fijo en el Consejo de Seguridad de la ONU, afirma el diario.
En cambio, los planes en lo que respecta a Perú y Bolivia no presentan, en el fondo, mayor novedad para el rotativo, “dada la incertidumbre” que percibe el gobierno de los escenarios que se están dando en ambos países vecinos.
“Chile no sabe si la relación con la Bolivia de Evo Morales tendrá un desarrollo más allá de la retórica cordial o si habrá retrocesos traumáticos. En el caso peruano, no sabe qué puede ocurrir si gana Ollanta Humala las elecciones”, enfatiza.
Las referencias a ambos países en el informe son cautas, sin dejar de insistir en las buenas intenciones. Respecto a Bolivia, habla de perfeccionar el acceso al mar y en Perú de un eventual tratado de libre comercio, sin mencionar el tema de la delimitación marítima.
En contraste, la plataforma de política exterior chilena sí menciona el asunto marítimo cuando se habla de Ecuador, lo que indica a las claras -en opinión del diario- que Chile sigue apostando por una alianza con los ecuatorianos (la pinza) ante el reclamo peruano.
El informe muestra también reservas en cuanto a Venezuela, y sus referencias al futuro de las relaciones son breves y convencionales, mientras insiste en la necesidad de enfocar el aspecto democrático en la región a través de la OEA.
Mientras, respecto a Estados Unidos el documento de la cancillería resalta la necesidad de mantener una relación de primer orden, para lo cual toma distancia de las posiciones asumidas por sus aliados (Argentina y Brasil) y la mayoría de sus vecinos del Sur.
Santiago de Chile, 5 de abril 2006
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