El foco de rebeldía, que tuvo sus primeras manifestaciones en el Partido por la Democracia (PPD) y el Radical Social Demócrata (PRSD) con motivo de la elección del gabinete, se trasladó ahora a la Democracia Cristiana (DC), principal agrupación del conglomerado progubernamental.
Las críticas se concentran en las regiones VII, IX y X, y en particular, en la gobernadora de Cautín, Solange Chesta, ex militante de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) que apoyó a Sebastián Piñera en las pasadas elecciones presidenciales.
A pocos metros de la sala donde Bachelet daba la víspera una conferencia de prensa, un grupo de diputados de la DC abandonaba con molestia La Moneda, formulando duros descargos por la designación de gobernadores efectuada la noche del viernes pasado.
Los parlamentarios de la DC habían llegado a Palacio a una reunión de trabajo con la ministra secretaria general de la Presidencia, Paulina Veloso. Estaban invitados los 21 diputados, pero en el primer desaire a la administración Bachelet llegaron sólo 13.
De la cita se marginaron algunos importantes miembros de la colectividad como Patricio Walker, Alejandra Sepúlveda, Eduardo Saffirio, Roberto León, Jorge Sabag, Mario Venegas, Sergio Ojeda y Pedro Araya, entre otros.
El nudo de conflicto se instaló en los gobernadores de las regiones VII, IX y X, y provocó que el ministro del Interior, Andrés Zaldívar, decidiera remover a la recién designada gobernadora de Cautín, quien fue concejala de la UDI por Pitrufquén del 2000 al 2004.
Zaldívar habló minutos antes de la rueda de prensa de Bachelet, como una manera de evitar que se le consultara sobre este tema. El jefe de Gabinete dijo haber recibido en las últimas horas información de que Chesta “tendría vinculaciones con temas de derechos humanos”.
“Si tiene esos problemas no puede ocupar un cargo por el cual fue designada”, dijo Zaldívar, quien señaló haber pedido un informe de ella y aseguró que su caso se resolverá hoy.
La intervención de Zaldívar no logró calmar los ánimos y el diputado Pablo Lorenzini se refirió también a la situación de Linares, donde fue designada Gloria Alegría, pese a que se le cuestiona su apoyo a Sebastián Piñera en las elecciones presidenciales.
Subrayó que la DC entregó una serie de nombres que “nos parecieron adecuados para los cargos regionales que nosotros representamos, pero para nuestra sorpresa las nominaciones no tienen nada que ver con las sugerencias que hicimos”.
En uno de los sellos que la distingue de sus predecesores desde la campaña electoral, Bachelet ha guardado una prudencial distancia de los partidos políticos y los ha mantenido al margen de sus decisiones sobre la designación de cargos de confianza presidencial.
En la reunión ayer con los presidentes de cada una de las colectividades, la mandataria reconoció la importancia de los conglomerados, pero les dejó en claro que espera que el suyo sea un “gobierno ciudadano” y con una amplia participación y anclaje en la sociedad.
Santiago de Chile, 14 de marzo 2006
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