El aprendizaje incluye extensas horas en simulaciones, jornadas de planificación y sobrevuelo de la base aérea Los Cóndores, situada a más de mil kilómetros de Santiago, pero muy próxima a la frontera con Perú, reacondicionada para recibir 10 aviones que llegarán antes de diciembre.
Cuatro pilotos son actualmente los únicos con el entrenamiento necesario que les permite volar los modernos aparatos, los cuales el gobierno del presidente Ricardo Lagos adquirió de Estados Unidos hace tres años a un costo superior a los 600 millones de dólares.
A esa dotación se sumarán, también a partir de este año, otros 18 F-16 de uso, pero modernizados, comprados a Holanda por una multimillonaria suma, que colocarían a Chile con la fuerza aérea de combate más poderosa de América Latina.
En la base Los Cóndores, 30 kilómetros al sur de Iquique, dos pilotos, 70 suboficiales y cinco ingenieros ya concluyeron la etapa teórica de aproximación a los flamantes F-16 Block 50, con la última generación tecnológica, de los cuales ya llegaron dos.
El lugar es el restaurado centro de operaciones del Grupo Aéreo N 3, unidad especializada que, tras un receso de dos años, se ha convertido en la responsable de albergar y mantener estos aparatos.
Los aviones son los mismos que tiene la flota de combate de Estados Unidos desde 1975 y los modelos actuales permitirán a Chile contar con la tecnología más avanzada de la región, que alcanza 60 mil pies en dos minutos y dispara armas que se lanzan fuera del alcance del enemigo.
“Ahora estamos desarrollando los programas de vuelo, entrenamiento, ganando experiencia con el personal y las tripulaciones. Estamos cumpliendo con los programas que estaban proyectados por el alto mando”, explica el comandante Eduardo Mann Pelz.
En declaraciones que reproduce el diario La Tercera, el alto oficial señala que la instrucción teórica ya terminó y los nuevos pilotos están concentrados en aprender la ingeniería de los costosos aparatos. “Esta práctica sólo se logra volando”, apuntó.
De los 10 aviones nuevos adquiridos en Estados Unidos, el presidente Lagos recibió dos ejemplares Block 50 el pasado 31 de enero, en una ceremonia especial donde estuvieron el ministro de Defensa, Jaime Ravinet, y el alto mando de las FACh.
El resto aterrizarán en Chile antes de diciembre y también se ubicarán en esa base. El costo total de las naves -rebautizadas como Peace Puma- es cercano a los 660 millones de dólares, lo que incluye las máquinas, repuestos, logística y el entrenamiento de los pilotos.
Los aviones multipropósitos cuentan con los sistemas estándar usados en Estados Unidos e incluyen un radar que emplea técnicas para descodificar eficazmente el efecto doppler (identificación del objetivo) y rastrear hasta 10 blancos al mismo tiempo, a 300 kilómetros de distancia.
Para el primer semestre de 2007 también habrán llegado, en grupos de a seis, los 18 F-16 Block 16 usados adquiridos en Holanda, que completarán una flota de 28 máquinas para el país. Estos reemplazarán a los actuales Mirage Elkan y Pantera que funcionan en Chile.
Estas compras forman parte de una completa y costosa modernización de todas las ramas de las Fuerzas Armadas chilenas, que incluyen además cuatro modernas fragatas, dos submarinos nuevos, y la compra -en breve- de unos 300 poderosos tanques Leopard II alemanes.
Esta modernización es vista con suma preocupación en los países vecinos, especialmente Perú, donde se advierte que las millonarias compras de armas en Chile carecen de justificación y rompen el equilibrio militar en la región.
El gobierno chileno afirma que se trata de una reposición de equipamientos obsoletos. Chile es el país de América Latina que mayor porcentaje de su Producto Interno Bruto por habitantes dedica a la esfera militar.
Santiago de Chile, 12 de febrero 2006
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