El exceso de coches complica la situación en la capital, considerada entre las de aire más sucio de toda Europa, pues los gases que emanan de sus escapes no pueden subir a la atmósfera por la “boina” de polvo rojizo del Sahara que cubre el cielo madrileño.
Pese al sol, el cielo sigue opaco y la contaminación por partículas en suspensión multiplicó por seis el máximo permitido por Bruselas, según advirtió el Instituto de Meteorología.
Ayer 20 de las 27 estaciones de medición superaron el umbral de alerta. En Huelva se registraron máximos de contaminación similares a los de Madrid. En España, más de 12 millones de personas viven en zonas con niveles de contaminación superiores a los permitidos.
El principal problema de la capital son las partículas microscópicas que se quedan en el ambiente y agudizan las crisis de asma y las alergias.
El nivel máximo permitido por una directiva europea es de 50 microgramos por metro cúbico, que se puede sobrepasar 35 días al año. Las 27 estaciones de Madrid superaron ayer ese nivel.
La calle Luca de Tena, en una de las entradas de la capital, registró 373 microgramos de partículas, siete veces más de lo permitido. Otras 12 estaciones superaron los 200. A partir de 150 microgramos se considera que hay efecto directo sobre la salud aunque la exposición sea breve.
Madrid, 12 de febrero 2006
Prensa Latina , 0, 38, 16