Jaime Campos, ministro de Agricultura, salió al paso a lo que consideró versiones alarmistas surgidas a partir del anuncio, formulado del miércoles, de que en la provincia de Corrientes, del vecino país, se había detectado la presencia de la temida enfermedad.
Altos ejecutivos de entidades y firmas importadoras del sector señalaron ayer la posibilidad de un desabastecimiento del producto por la suspensión de las importaciones decretadas por las autoridades sanitarias y la subida de hasta un 50 por ciento de los precios.
“Desabastecimiento de carne no va a haber, independientemente de lo que ocurra en el mercado argentino y en el mercado brasileño”, sostuvo el ministro, haciendo alusión al otro mercado clausurado por Chile el pasado octubre producto de la fiebre aftosa.
Chile compra en el extranjero el 55 por ciento de las carnes de vacuno que consume. De 10 kilos que come cada persona como promedio, 4,6 eran brasileños y argentinos.
Expertos citados por medios de prensa local consideran que ni Paraguay ni Uruguay, ni aún el propio aumento de la producción chilena compensarán la carencia que se generará en el mercado con la salida de Brasil y Argentina juntos.
En el 2005 Argentina envió al mercado local unos 100 millones de dólares en carnes, de unos mil 400 millones que el país trasandino vende anualmente en el exterior, la mayor parte comercializada en Europa.
El ministro, quien insistió en que “en Chile hay abastecimiento suficiente”, no quiso precisar una fecha para la importación de carne desde Brasil, ya que primero deben tomarse todas las medidas necesarias para no poner en riesgo al país.
En referencia a la posible carencia de carnes bovinas, resaltó que “esos son planteamientos alarmistas de quienes probablemente quieren subir los precios y obtener algún beneficio económico de esta situación que está afectando a Argentina”.
Campos subrayó que “lo que aquí corresponde es cerrar completamente la frontera, prohibir el ingreso de carne de ese país, esperar a que la agencia sanitaria respectiva nos informe que ha controlado o erradicado la enfermedad”.
Explicó que una vez que eso haya ocurrido, “todavía tienen que transcurrir seis meses de previsión para permitir que esa carne pueda volver a ingresar a Chile”.
Agregó que la eventual reanudación de las importaciones de carne argentina va a “depender de la proactividad” de las autoridades trasandinas, lo que podría ir acortando los plazos.
El titular de Agricultura destacó que el 60 por ciento de las carnes rojas que se consumen en Chile son producidas en el país, y señaló que en esta temporada estival “hay mucho novillo gordo” en el territorio nacional, lo que implica una mayor producción.
Tras añadir que existe la alternativa de importar carnes desde Uruguay y Paraguay, advirtió que aunque la posibilidad de que la fiebre aftosa llegue a Chile es mínima, “no existe el riesgo cero” en materia sanitaria.
En cuanto a la posibilidad de aumento en los precios, Campos reconoció que “posiblemente van a subir algo, pero eso no lo sabe nadie.
Santiago de Chile, 11 de febrero 2006
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