La esposa del ex gobernante, Lucía Hiriart, los cinco hijos del matrimonio, una nuera y tres colaboradores cercanos fueron procesados el lunes en el caso Riggs por evasión de impuestos -en un monto que supera los seis millones de dólares- y uso de pasaportes falsos.
Todos fueron notificados por el juez Carlos Cerda, quien investiga el origen de la fortuna (más de 28 millones de dólares) del general en retiro, a excepción de Lucía Pinochet Hiriart, quien advertida del procedimiento optó por huir y pedir asilo en Estados Unidos.
La más politizada y allegada a su padre de los cinco hermanos, madre de tres hijos y sin actividad económica reconocida, debía al fisco cerca un millón de dólares y, como otros miembros del clan, también utilizó pasaportes falsos para viajar al exterior durante la dictadura.
Su sorpresiva y espectacular fuga y solicitud de asilo en Estados Unidos, país del que depende una buena parte del comercio exterior de Chile, puso en un aprieto al gobierno del presidente Ricardo Lagos, que se mostró errático en el manejo de la crisis.
El escándalo encolerizó al mandatario chileno, quien se apresuró a declarar que la huída y solicitud de asilo de la hija del ex gobernante resquebrajaba en el exterior la imagen del país, especialmente del poder judicial y las instituciones democráticas.
Lagos dio instrucciones inmediatas a la Cancillería para que entrara en contacto con las autoridades norteamericanas. El ministro del ramo, Ignacio Walker, declaró inaudito el pedido de asilo y expresó su confianza en que sería rechazo por las autoridades de ese país.
Poco después, sin embargo, tras recibir informes desde Washington donde aconsejaban un cambio de discurso, Lagos señaló que el tema era evidentemente judicial, sería encausado por esa vía, y no tendría efecto alguno en las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Lucía Pinochet, sobre quien ya pesada una orden de búsqueda internacional, fue arrestada desde su llegada al aeropuerto Dulles, de Washington DC, y su visa retirada por las autoridades, quienes optaron por pasar el caso a la justicia ordinaria.
Tras dos días de encierro en una cárcel de Arlington, cumpliendo el mismo régimen del resto de las internas, en una habitación de cinco metros cuadrados, la controvertida fugitiva optó por retirar el pedido de asilo y regresar a Chile para enfrentar la justicia.
Según fuentes judiciales, es esperada en la mañana del sábado en Buenos Aires, desde donde sería enviada a Santiago por las autoridades argentinas. Se espera que a su llegada sea inmediatamente arrestada por la Policía de Investigaciones e internada en una penitenciaría.
El resto del clan que fue procesado con ella se encuentra en libertad provisional luego de pagar fianzas que fluctuaron entre unos 500 y seis mil dólares, pero hay expectativa en cuanto a la decisión que tomará el juez Cerda con ella después de su fuga.
El escándalo acaparó los principales espacios informativos durante la semana y desplazó de la agenda otros importantes temas, como la selección del primer gabinete de la presidenta electa, Michelle Bachelet, y la visita del presidente mexicano Vicente Fox.
La ex ministra de Defensa, sometida a fuertes presiones de los partidos oficialistas en la puja por cargos ministeriales, fue quizás la más beneficiada, pues se libró por unos días de la persecución de la prensa, interesada en conocer con anticipación las figuras escogidas.
El equipo de gobierno será dado a conocer finalmente el lunes, cuando se cumple el plazo fijado por la futura gobernante, según indicó ayer a medios informativos que asediaban.
Santiago de Chile, 28 de enero 2006
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