La ex ministra de Defensa, que lucha por un cuarto gobierno de los denominados Partidos por la Concertación Democrática, manifestó su esperanza de que el enfrentamiento, televisado a todo el país, “no se convierta en un ring de boxeo”.
Su deseo, que pudiera parecer una exageración, responde a un escenario real a causa de que las acusaciones mutuas y descalificaciones han ocupado el lugar del debate sobre temas y propuestas que tienen para convencer al electorado.
Mientras el abanderado de la ultraderecha opositora ataca despiadadamente a su rival por presunta falta de carácter y liderazgo, el oficialismo afirma que, de ganar, el millonario empresario borraría de un plumazo todos los avances sociales alcanzados desde 1990.
“Aspiro a que el encuentro cumpla el objetivo que tiene y que no sea un ring con dos boxeadores, sino dar a conocer a la gente las propuestas de cada uno”, expresó Bachelet, que en los últimos días ha recibido duras descalificaciones de los dirigentes opositores.
La ultraderecha afirma mediante una sostenida campaña que por su condición de atea no está en condiciones de representar los intereses de la democracia cristiana, principal partido de gobierno.
Como si no fueran suficientes los improperios, el propio Piñera, un acaudalado empresario con más de mil 200 millones de dólares de capital, declaró que Bachelet está “ciega o tuerta”, luego que ella considerara escandalosos sus gastos de propaganda electoral.
“Lamento que yo, una vez más, haya recibido una descalificación, cuando lo que había hecho era una invitación a la sociedad y a los medios a que revisaran cuánto estamos gastando en estas elecciones”, indicó Bachelet, visiblemente afectada.
Respecto a su participación en el debate presidencial, primero y único que habrá en la segunda vuelta electoral, aseveró que será “propositiva, sin descalificaciones y centrada en los temas y propuestas que los chilenos quieren escuchar”.
Para este eventual escenario, los dos candidatos han estado preparándose desde el lunes a fin de defender mejor sus propuestas de gobierno, con marcado énfasis ambas en aspectos de desigualdad social, el desempleo, la delincuencia y mejorar la democracia.
Bachelet propuso 36 medidas para cumplir en los primeros 100 días de su gobierno, mientras que Piñera presentó un paquete de 120, algunas de las cuales estarían listas en un período de cuatro meses, y otras a mediano y más largo plazos.
Los compromisos de la oficialista implicarían la adopción de una medida importante cada tres días como promedio, en áreas que abarcan el empleo, seguridad social, educación, salud, seguridad ciudadana, mujer, así como medio ambiente y ciudad.
También incluye políticas de descentralización hacia las regiones, servicio militar y mejor democracia, aspecto donde se propone presentar un proyecto de reforma constitucional para eliminar el sistema electoral binominal.
El plan de Piñera contiene varios ejes, entre los que destaca el tema de la “profundización de la democracia”, en el cual el candidato se compromete a “perfeccionar” el sistema electoral y establecer el voto voluntario, la inscripción automática y el sufragio electrónico.
Dentro de las medidas se cuentan crear 100 mil empleos durante los primeros 120 días de gobierno y un millón para 2010, cuando Chile celebre su Bicentenario, así como la aprobación de una ley contra la delincuencia e incrementar en 12 mil los efectivos policiales.
Según una encuesta dada a conoce la víspera, Bachelet le saca a Piñera una ventaja de 160 mil votos, que representa apenas dos por ciento, lo que equivale a decir que ambos se encuentran en un virtual empate técnico.
Santiago de Chile, 4 de enero 2006
Crónica Digital/PL , 0, 86, 3