Decir que se trata de una medida inevitable y provisoria, cuando se invertirán más de 50 millones de dólares, es un intento burdo por engañar a la comunidad de la Décima región, dijo el economista.
Claude agregó además que estas declaraciones se producen a pocas semanas de que Baquedano junto a otros ambientalistas, comprometieran su respaldo público a Michelle Bachelet, que tiene en su programa la creación de financiamientos públicos para ONGs ambientales.
El economista recordó que este proyecto fue fuertemente resistido por la comunidad de Mehuín en 1997, por la amenaza que representa para la actividad pesquera de esa zona. Además, Claude señaló que Celco ha sido clausurada por no cumplir la normativa ambiental, y un estudio de la Universidad Austral la responsabiliza por la destrucción del humedal del Río Cruces, entonces es una empresa que no tiene ninguna credibilidad frente a la ciudadanía en materia ambiental.
A esto se suma que los llamados ductos submarinos están siendo fuertemente cuestionados por la comunidad científica, por acidificar los océanos y deteriorar los ecosistemas marinos. Antonia Fortt, ingeniera civil ambiental de Oceana, indicó que para estas instalaciones debería aplicarse el principio precautorio, porque no existe una normativa en nuestro país acerca de su uso y efectos en el mar. Fortt recordó lo ocurrido en la bahía de Talcahuano, donde más de ocho ductos y colectores terminaron por destruir toda la vida submarina del sector.
Finalmente, el director de Oceana respaldó la posición de los pescadores de Mehuín y del gremio de los armadores cerqueros de Valdivia y adelantó que apoyará todas las medidas tendientes a evitar que este proyecto se concrete, ya que aseguró que significará el toque de gracia a una zona que ha sido gravemente impactada por la industria de celulosa.
Santiago de Chile, 29 de diciembre 2005
Crónica Digital
, 0, 65, 16