La tregua respondió a un llamado del cardenal Francisco Javier Arrázuriz, quien este lunes les pidió a ambos se concentraran en explicar sus propuestas para combatir la pobreza y la desigualdad social, temas de máxima preocupaciones para la iglesia.
“Quiero hacer un llamado a continuar esta campaña de alto nivel sin descalificaciones personales, con planteamientos y propuestas que puedan los chilenos tener a su mano para diferenciar a los candidatos”, apuntó Bachelet después de la reunión con el prelado.
La ex ministra de Defensa consideró el encuentro de “muy grato y acogedor”, durante el cual tuvo la oportunidad de exponer al líder de la iglesia chilena sus prioridades de gobierno, que definió como la lucha contra la desigualdad y la pobreza.
Errázuriz se mostró también complacido por la reunión -apuntó- porque “me dio la oportunidad de trasladarle mis inquietudes acerca del futuro de Chile, de la vida, la familia, la pobreza y de tantos temas que importan a nuestro país”.
Después del encuentro con Bachelet, el cardenal recibió a Piñera, quien acudió acompañado de su esposa y dos hijos.
El empresario, que cuenta con una fortuna superior a 1,4 mil millones de dólares, coincidió con su rival en la necesidad de cambiar el tono confrontacional de la campaña y centrarse en los grandes temas que tienen que ver con el futuro del país.
“Está muy bien que en una campaña se discutan programas, proyectos y también las personalidades y las capacidades de cada uno de los candidatos, pero nunca cayendo en descalificaciones personales”, aseguró.
Piñera ha enfocado su ataques en la presunta incapacidad de la médico socialista para gobernar a Chile, y negó haber puesto en dudas su carácter y mucho menos que sus ataques tuviesen un sesgo machista, como ha sido interpretado por la opinión pública.
El candidato de la Alianza por Chile aprovechó la oportunidad para responder a las duras críticas formulada poco antes por el presidente Ricardo Lagos, quien acusó a la derecha de no haber sido ni humanista ni cristiana al momento de votar proyectos sociales en el Congreso.
“Quisiera pedirle Lagos que en los últimos meses que le quedan en La Moneda siga siendo el Presidente de todos los chilenos, eso es lo que los chilenos esperamos, eso es lo que el país merece y ojalá no se transforme en el jefe de campaña de un comando presidencial”, afirmó.
En la semana que siguió a las elecciones del 11 de diciembre, ambos candidatos han ocupado la mayor parte de su tiempo en atacarse mutuamente con diatribas personales y apenas han hablado de los temas de sus programas de gobierno.
En lo que fue considerado “un craso error”, Bachelet acusó a su rival un día después de las elecciones de intentar “comprar” a varios dirigentes de la coalición de gobierno, a quienes habría ofrecido dinero, favores y hasta cancelar sus deudas.
Aunque después se retractó al no poder presentar pruebas, demandó de Piñera separar el dinero de la política y lo invitó a un debate público sobre lo que considera uno de los flancos débiles del multimillonario empresario, su conflicto de intereses.
Aunque niega el carácter machista de sus ataques, Piñera ha insistido en que la candidata del oficialismo carece de personalidad y fortaleza para dirigir los destinos del país.
Venida de más a menos, Bachelet cayó de 45,95 por ciento de votos en las elecciones del domingo al 42,8 por ciento en una encuesta publicada por el diario El Mercurio, del domingo, mientras que Piñera subió del 25,41 al 37,5, aunque los indecisos rondan 20 por ciento.
Santiago de Chile, 20 de diciembre 2005
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