Quiero que veas la forma infrahumana e indigna en que vive esta mujer, me dijo la Directora Social de la Fundación Nacional de Discapacitados. La visita tenía el objetivo de constatar en terreno su realidad personal, social y familiar, para ayudarle específicamente en lo relacionado a su situación de vivienda. A pesar de que llevo veinte años trabajando en la temática de la discapacidad, la situación de Jazmín me remeció.
A primera vista, una fachada y puerta de una casa sencilla, humilde, una entrada de tierra que no llamaba mayormente la atención. Ella nos recibe y nos acompaña a su “casa”, si es que podemos aplicar este termino, a un montón de materiales de desecho que intentan sostenerse de pie adosados a la pared divisoria del terreno, en el patio trasero de otra vivienda de material ligero.
Su situación de allegada en la L que forma las paredes divisorias con el sitio colindante y su diario vivir dentro de un espacio de tres por tres, húmedo, de plástico, cartón y cholguán, sin luz eléctrica, alcantarillado, ni agua potable, me hizo irremediablemente recordar los tiempos de dictadura militar, donde las poblaciones y soluciones indignas de vivienda abundaban en Santiago y el resto del país. “En dignidad Chile no ha avanzado en nada”, pensé.
Lo que más me preocupó fue el hecho de que en Chile, una mujer con discapacidad no tenga siquiera un lugar decente donde hacer sus necesidades. Que tenga que acarrear un balde con sus propios desechos y lanzarlo como pueda, subiendo directamente la tapa del alcantarillado más cercano a su “vivienda” vulnera sus Derechos Humanos. Además pude constatar el peligro de incendio inminente de una cocina puesta al lado de sillones hechos de plásticos y pañoletas.
Sus hijos de 6 y 7 años respectivamente evidenciaban, al igual que ella, los efectos psicológicos, el daño cognitivo que genera vivir en condiciones pérreas. Seguramente para el SENAME los hijos de Jazmín serían niños en “riesgo social” y para las organizaciones dependientes de ella, por supuesto que serían “clientes” perfectos para asegurar la apetecida subvención estatal. Es mejor ingresarlos a un “Hogar”, a esos que hoy hacinan uno arriba de otro a los niños y venden el mundo de Bilz y Pap hacia fuera.
Pueden creer ustedes que para algunas ONG que trabajan con el famoso sistema de “Hogares”, es mejor tener a los niños y jóvenes con discapacidad hacinados eternamente. Es simple, si los egresan dejan de ser sus “clientes” y por lo tanto deben buscar otros jóvenes para hacinar y cobrar la subvención. Un Trabajador Social de una de estas instituciones “benéficas” (con fines de lucro), me señalaba esta semana su impotencia al ver que la institución en la que trabaja le prohibe la integración final del niño, es decir el reintegro a su familia.
La pareja de Jazmín, nuestra protagonista, gana el sueldo mínimo. Su situación de endeudamiento le hace hipotecar más de la mitad de su sueldo y le impide salir de esta situación, que le genera estrés, depresión, problemas físicos e incluso ganas de no seguir viviendo. ¿”Quiere usted que me lance al Metro”? le decía al “alcalde” de Macul este desesperado jefe de familia, al ver que a la autoridad no se le movía una ceja ante su situación social y familiar en extrema pobreza.
Las “franjas” político-faranduleras de estos días no muestran estas realidades. Los productores de estos cortometrajes de circo de los tachuela, no se molestan en incorporar la temática de la discapacidad a fondo. Hoy algunos candidatos para mostrar sus “proyectos” prefieren realizar spot televisivos al estilo de comerciales Jugos Zuko o Sopas Maggi a mostrar verdaderas realidades que ruboricen a los chilenos, a políticos y empresarios. Que se pensaría de las campañas “Techo para Chile” o “Teletón”, que son una farsa, no por favor…!!
Mejor es mantener el status quo, que se siga pensando que la mejor solución de vivienda son las media aguas o las casuchas SERVIU, que se siga pensando que la mejor solución para superar la pobreza y exclusión de las personas con discapacidad, es la campaña indigna. Que se siga creyendo que todos los discapacitados y sus familias son ayudados por el programa “Puente”. Que se siga soñando que la solución para la integración de niños y jóvenes con discapacidad son los “Hogares” subvencionados por SENAME.
Que los candidatos, si aquellos cuatro que pretenden dirigir nuestro país, sigan pensando que los pueblos originarios, los jóvenes o los adultos mayores son sectores más amplios y excluidos que las personas con discapacidad y sus familias, sigue denotando una ignorancia imposible, un pecado consciente, un error garrafal de sus consejeros comunicacionales. El juego de los poderosos es ocultar la realidad, la Misión de los humildes es dejarla al descubierto.
*Alejandro Hernández es Director de la Fundación Nacional de Discapacitados, Dirigente Sindical y activista por los Derechos Humanos. mail: director@fnd.cl
Santiago de Chile, 18 de noviembre 2005
Crónica Digital , 0, 59, 5