En Chile varios productos de primera necesidad ya están apareciendo lenta pero progresivamente con la cruz de malta, signo internacional de la discapacidad. Se avecina una vez más la campaña de la Teletón que a juicio de muchos no busca derechos, justicia ni inclusión de las personas con discapacidad, solo la antigua caridad.
¿Se a fijado en los spot de la campaña, donde se muestra a personas adultas sufriendo accidentes de transito, que luego serían usuarios de dicha institución multimillonaria o Holding de la caridad?. Si existiera un SERNAC (Servicio Nacional del Consumidor) de los spot publicitarios, habría una serie de reclamos por publicidad engañosa.
Porque la campaña beneficia solo a algunos niños, con ciertas discapacidades y con una edad tope de hasta 17 años. El último Estudio Nacional de la discapacidad realizado por el INE – Instituto Nacional de Estadísticas el 2005 señaló que el 94% de los niños, jóvenes y adultos con discapacidad de Chile no ha recibido nunca salud ni rehabilitación integral.
Según el FONADIS (Fondo Nacional de la Discapacidad) esta es una situación que da vergüenza. ¿A que objetivos apunta esta campaña entonces? ¿A quienes realmente ha beneficiado todos estos años? ¿Dónde van los recursos?. ¿Por qué hay empresarios multimillonarios detrás de Teletón? ¿Cuál es el negocio de las empresas?.
¿Cuál debiera ser el rol del Estado?. Encargarse de entregar rehabilitación a los niños como Derecho Humano y no descansar su responsabilidad de entregar salud y rehabilitación a los niños en una campaña desgastada que nace en Chile en tiempos de dictadura. El tema de la discapacidad no pasa por un tema de dineros, sino que por un tema de derechos.
La Constitución Política de la República de Chile señala en su artículo 1º que todos los hombres nacen libres en dignidad y derechos. Así mismo el Artículo 19 asegura a todas las personas el derecho a la protección de la salud. El Estado debe proteger el libre e igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud y de la rehabilitación del individuo, señala la constitución.
Entonces resulta impresentable que la salud y la rehabilitación de algunos niños con discapacidad esté en manos de las empresas y la farándula televisiva. La campaña está lejos de mejorar en algo la imagen y calidad de vida de las personas con discapacidad en Chile, que según recientes estudios y estadísticas están más excluidos que en tiempos de dictadura.
«La Teletón ha hecho que a las personas con discapacidad se les estigmatice como seres que deben ser sujetos de caridad y no sujetos de derecho. Es por esto que a los discapacitados se les ve como pobrecitos, con penita», me decía con razón Ismael Maldonado, un amigo que es portador de una parálisis cerebral.
El hecho de pedirle a los ciudadanos que depositen algunos pesos en una cuenta bancaria para entregar salud y rehabilitación a ciertos niños con discapacidad, es una aberración y resulta cavernario para muchos observadores internacionales de Europa, América Latina y El Caribe. Los chilenos estamos pagando nuestros impuestos para que exista salud y rehabilitación.
El que se exhiba la identidad de los niños con discapacidad y sus malformaciones en pantalla, paletas publicitarias y gigantografías en todo Chile, vulnera los derechos de los niños, que señala UNICEF. Y todo para que algunas empresas hagan un excelente negocio aumentando sus ventas y lavando su imagen al quedar públicamente reconocidos como «buenos cristianos».
Las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad señalan en el Artículo 3 dedicado a la rehabilitación: Los Estados deben asegurar la prestación de servicios de rehabilitación para las personas con discapacidad a fin de que logren alcanzar y mantener un nivel óptimo de autonomía y movilidad.
Entonces no es justo que algunos niños con discapacidad y sus madres, tengan que llorar por televisión y mendigar por una silla de ruedas, aparatos ortopédicos o una cirugía. Los niños tienen derecho a la salud y a los cuidados en rehabilitación sin ningún tipo de discriminación pública. La Salud es un derecho básico que debe estar cubierto.
Solo una sociedad de libre mercado le solicita a los ciudadanos comprar tal o cual papel higiénico para que un niño logre «ponerse de pié». Esta acción es opuesta al respeto de los Derechos Humanos y actúa como cortina de humo que impide ver la realidad de las personas con discapacidad.
Creo de vital importancia parar definitivamente todo tipo de acto discriminatorio. El artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como estamos de razón y conciencia debemos comportarnos fraternalmente los unos con los otros. Y esto implica respetar nuestros derechos.
Alejandro Hernández es Experto en Discapacidad y Presidente de la Fundación Nacional de Discapacitados director@fnd.cl
Santiago de Chile, 6 de octubre 2006
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