Avila y Claude acusaron al gobierno de cerrarse a cualquier tipo de diálogo frente a este tema, pese a la crítica situación que viven miles de familias vinculadas a la pesca en todo el territorio.
El parlamentario indicó que estos dramas humanos que estallan con frecuencia en el sector pesquero, tiene su origen en la falta de políticas públicas eficaces en la preservación de las especies.
Ávila agregó que la llamada «ley corta» que él votó en contra en el Congreso, fue hecha y aprobada a la medida del sector industrial más influyente. Felipe Sandoval, el Subsecretario de Pesca, dejará tras su gestión, un panorama desolador en términos del recurso, de los sectores artesanales y ahora, de los asalariados industriales concluyó el senador.
Claude, por su parte, recordó las palabras del ministro Osvaldo Puccio, quien calificó la toma del Palacio Ariztía por parte de los trabajadores pesqueros como inconveniente e injustificada, y respondió que lo injustificable es la actitud del Gobierno, que hace oídos sordos frente a las demandas de miles de trabajadores de la pesca industrial y artesanal, que se opusieron desde un principio a este proyecto, porque sabían las nefastas consecuencias que tendría para su forma de vida. El economista dijo también que el problema es que estos trabajadores de la pesca, no son los que pagan las campañas electorales, por eso las tres audiencias que han pedido con el presidente no han sido escuchadas, ni menos su propuesta de una mesa de diálogo, que tanto le gustan al Gobierno cuando se trata de poderes fácticos con mayor influencia.
Claude señaló también que desde antes de su aprobación, Oceana viene advirtiendo que el sistema de Límites Máximos de Captura por Armador, contenido en la Ley Corta, no sólo provocaría un enorme daño ecológico por la sobreexplotación de recursos, como estamos viendo hoy en día, sino que además tendría un fuerte costo social en muy corto plazo. En ese sentido, el economista explicó que a estos trabajadores industriales afectados por la disminución de los recursos pesqueros, hay que agregar las miles de familias de pescadores artesanales que vuelven a las caletas con las redes vacías, debido a la competencia desleal que las grandes pesqueras representan.
Esta idea fue ratificada por el propio gerente general de la Asociación de Industriales Pesqueros de la Octava Región ASIPES, Luis Felipe Moncada, quien señaló hace un tiempo que si la materia prima de cualquier actividad disminuye en un 50% inevitablemente va a producir efectos en el empleo.
Actualmente la mitad de la biomasa del jurel ha desaparecido, mientras que la merluza, uno de los recursos más importantes del mar chileno, se ha agotado en un 80 por ciento.
Santiago de Chile, 5 de diciembre 2005
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